lunes, 12 de octubre de 2009

No puedo más.

VP, 12-X-09


Hola, M.
Te escribo porque estoy francamente agobiada, necesito desahogarme. Llevo un mes o mes y medio en el que me están pasando demasiadas cosas, y ya he llegado al límite, no puedo más.

Siento mucha tristeza. Estos días de atrás era rabia e impotencia, pero ahora sólo quiero acurrucarme en el sofá y llorar. Anoche lloraba desde las entrañas, y el camisón se me empapaba de lágrimas. Tuve que tomarme un orfidal, porque no era capaz de controlar la respiración.

La gota que ha colmado el vaso ha sido que anoche llamé a Pili, mi cuñada, porque era su cumpleaños, y está de vacaciones en Ecuador. Le pregunté por Wilmer, porque lleva dos meses sin venir a ver a los niños, y creo que tres o cuatro sin ingresar nada para los niños (aparte de lo que nos debe ya, que serán unos 8.800€), y… se puso al teléfono. Me quise morir. Entiendo que él tuviera muchas ganas de viajar e ir a ver a sus padres, pero me parece que es inadmisible, que ni siquiera viniera a despedirse de los niños.

Eso por un lado, por otro… me ha dolido muchísimo que Pili no me dijera nada. Me ha mentido. Me siento engañada. Creo que no merezco esto. Perdoné a Pilar meses después de que declarara en el juicio a favor de Wilmer (creo que por sus sobrinos debería haberse mantenido al margen), y ella venía a mi casa, comía con nosotros, dormía aquí. Le daba cosas de comida cuando venía, para que no tuviese que comprar tanto, o para que descansara algún día de cocinar. Podía ver a los niños cuando quería, se llevó a Claudia un fin de semana, a veces acercábamos a los niños a Madrid para que se los llevara a la iglesia, que le hacía mucha ilusión. Mi padre le ha prestado dinero para el viaje, porque Wilmer le debía dinero y no tenía suficiente (pero el muy… sí tenía para su billete). Le pregunté a Pili si su hermano no iba a ir a despedirse de ella, y me dijo “pues… no sé”, se ha reído de mí en mi cara. Ella argumenta que era Wilmer quien debería habérmelo dicho, pero si ella veía que él no lo hacía, debería haberme avisado.

Ahora, cuando Pili vuelva, cuál ha de ser mi actitud? Le abro de nuevo la puerta de mi casa? La recibo con los brazos abiertos? Los niños la quieren mucho, la echan de menos, pero yo no puedo confiar en ella. Después de esto, dudo mucho que no me mienta en más cosas. Ariel se perdió hace unas semanas estando con ella, nos dio un susto tremendo, todo el pueblo, la policía, buscándole. Y mi madre estaba allí. Quién me dice que no hubiera quedado con Pili? Le dije mil veces a Pili que no llamara a Wilmer cuando se fuera al parque con los niños, porque era él quien tenía que llamar a sus hijos, y no al revés, pero volvía a hacerlo una y otra vez.

No sé qué debo hacer, me duele arrancársela a los niños, pero no tengo ganas de verla, ni de estar con ella, me siento traicionada.

Ojalá Wilmer se quedara allí para siempre.

Y con la madre, con la abuela de mis hijos? Soy yo la que llamo para que los niños hablen con ella, pero tampoco me ha dicho nada. Quería que mis hijos tuvieran relación con sus abuelos, pero ahora… qué hago? No me apetece saber nada de esta familia.





Además, ha habido otra cosa bastante gorda. He dejado la asociación cultural, pero todo ha acabado mal. Sabía que iba a dimitir desde antes del verano, me iba a esperar hasta la asamblea general, que fue el sábado día 10, y yo seguía desempeñando mis funciones de secretaria igual que siempre. Pero la asociación no iba bien, la gente no venía a las reuniones, no se hacían actividades, y lo poco que se hacía, lo hacíamos entre tres. Había varias personas que pensaban que la asociación debía disolverse, y dejar alguna actividad a hacer conjuntamente con el ayuntamiento. Pero hubo dos personas, [...], que se empeñaron en seguir. Y empezaron a hacer reuniones a las espaldas, y a tomar sus propias decisiones. A mí eso me dolió mucho, porque yo seguía haciendo las cosas que tenía que hacer, y no me parecía bien que hablasen con la gente sin contarles la realidad de la situación; buscaban a gente con la que levantar la asociación, sin decirles que las cuentas estaban fatal (no se llevaban al día), que el gasto más fuerte no era precisamente para algo cultural, que no se aprobaba ningún presupuesto, que no se toman decisiones en conjunto… creo que eso eran artimañas y que estaban engañando a la gente. Me enfadé, y hemos tenido broncas.

Me acusaban de que yo quería hundir la asociación, porque decía que no funcionaba, y me echaban la culpa de que la gente no iba a las reuniones porque yo era muy metódica, rígida y estricta (porque llevaba una agenda y una lista de cosas que hacer, porque me gusta ser organizada) y entonces, como no se hacían las cosas por inspiración divina, la gente se aburría. Por una parte, dicen que he hecho un trabajo impecable, por otra, me dicen todo eso… no entiendo nada. Creo que la gente era mayorcita, y si no iban a las reuniones era porque no les daba la gana, porque era muy cómodo que hiciéramos el trabajo entre tres.

Me sentía tan cabreada, que puse algún mensaje en el foro del pueblo, y ellas empezaron a contestar, acusándome de más cosas, poniéndome a parir, y yo les contesté al correo, y así nos hemos tirado una semana. Se convirtió en algo personal, y me exigen que me disculpe en el foro porque he perjudicado a la asociación. Sé que no he hecho bien, pero cuando he ido a hablar con ellas, antes de que esto pasara, no me han hecho ni caso, y me he sentido utilizada (mientras yo ayudaba a la tesorera a cuadrar las cuentas, ellas se dedicaban a ir haciendo campaña, se han puesto de vicepresidenta y secretaria, no ha habido votación ni consenso, simplemente, han llamado a gente y les han puesto de vocales, han comprado su apoyo).

A lo que iba, sé que no he hecho bien, pero lo he hecho porque me ha salido del alma, y sigo pensando las mismas cosas. Tal vez sin tanta rabia, pero lo mismo. No considero que tenga que pedir perdón, porque encima, fueron ellas las que empezaron con las acusaciones.

También me acusan de arrastrar a Fernando, y él ya tiene 46 años, como para saber pensar y decidir por sí mismo. Su dimisión ha sido tomada en otro momento diferente al mío, y por otras razones.

El día de la asamblea, fuímos, dejamos las cosas que teníamos de la asociación y nos largamos. M. (otra señora), vino ayer a mi casa a decirme que habíamos hecho mal en irnos, pero a mí no me apetecía nada estar allí, tenía miedo de ponerme a llorar, a gritar, o a hacer preguntas maliciosas.

Tengo una desazón muy grande. Me duele que por mí, puedan rechazar a Fernando o dejen de tener trato con él, porque aunque nosotros tengamos claro que nuestras decisiones son independientes, la gente no lo ve así.



Algo positivo: por fin he hecho limpieza, y hasta he pintado la casa. Por fin veo todo (casi) como yo quería. Mi padre no me ha ayudado apenas, y encima me ponía pegas por todo, todo le parecía mal y todo el rato quejándose. Entiendo que la casa es suya, y no le pareciera bien mi forma de hacer las cosas, pero joder, si hubiera arrimado el hombro, pues se le habría tenido en cuenta. Me dolió mucho que me dijera que después de los exámenes lo hacíamos, pero luego dijo que no le apetecía. Sólo ha hecho su habitación y el techo del baño.

Respecto a las notas, he sacado tres de ocho, pero no me presenté a todas. Creo que para ser el primer año, llevar diez sin estudiar, y tener los dos niños y la casa, no ha estado mal, aunque reconozco que ha sido de casualidad. Una fue porque dejaban llevar el libro (un cinco ramplón), la otra fue porque mis compañeros estaban copiando y apliqué la oreja (un seis), y la otra… aprobé de coña con otro cinco.

Me he matriculado de cinco, porque algunas ya las había tocado antes, y al ser el segundo año, creo que iré algo mejor, o eso espero.

Llevo un año con Fernando, nuestro aniversario fue el día 3 de octubre, y no hemos podido celebrar nada, por falta de tiempo, y porque no podemos dejar a los niños con nadie. Mi padre sigue en sus trece, no le traga. Nos vemos en la puerta de mi casa, como si tuviéramos quince años. [...] Este mes está de vacaciones, así que nos vemos más. Me siento muy bien con él, muy apoyada, respaldada.

Con él estoy empezando a disfrutar del sexo, cosa que no me había pasado nunca, pero aún así, no llega a estar del todo bien, no sé qué me pasa…

Llevo unas semanas sintiendo el instinto maternal, esto tampoco me había pasado nunca. Echo de menos un bebé, sus ruiditos, su olor, y sus manitas. Siento deseos de estar embaraza, de parir de forma natural, en casa. Pero sé que no debo, mi situación actual no es conveniente, tengo a mis niños, vivo con mi padre, quien se hace cargo de todos mis gastos y de los de mis hijos, no me encuentro bien psicológicamente, no tengo un futuro, y Fernando no quiere tener más. Sé que más adelante, si este deseo no desaparece (que espero que sí, porque es demasiado intenso), tendría que [...]. No, no me voy a quedar embarazada, M., no te preocupes, [...]

Sigo sin sentirme buena madre. La relación que tengo con mis hijos, es a base de gritos, castigos y golpes. Con Claudia estoy mejor, pero a Ariel no le aguanto. No les dedico tiempo, no estoy con ellos, no les leo cuentos ni les llevo al parque. No me apetece, no tengo ganas ni fuerzas. En el colegio las profesoras están encantadas, pero en casa, no puedo con ellos.

Otra cosa que me a afectado mucho estos días, es que he tenido un gran problema con Movistar. Me llegó una factura de más de 500€, la cual estaba mal, porque me estaban cobrando cosas que no me tenían que cobrar, y me dí un susto horrible. Llamaba y llamaba a la compañía, pero no me atendían, porque puse una reclamación que no me solucionaba nadie. Al final por correo electrónico, después de mes y medio, conseguí que me atendieran, dándome la razón (era obvio que se habían equivocado), pero he sentido mucha impotencia y desamparo. Como Wilmer ya no pasa nada de dinero, y tengo dos facturas pendientes, me va a prestar el dinero Fernando, y me ha salido un niño para cuidar, [...], y con eso le devolveré el importe de las facturas.

Hablando con mi abuela estos días, me ha contado cosas de mi madre, [...]. Mi abuela lo está pasando muy mal, porque se ha enterado de que mi madre [...]. Cada vez odio más a mi madre, no la aguanto.

Hace mucho que no hablo con G., no me apetece, ya no siento que la quiera. Me he sentido muy decepcionada. Hablábamos y ella me contaba lo mal que estaba con F., ha estado a punto de venirse varias veces aquí, al menos unos días, para ver si se arreglaban las cosas, pero a última hora, siempre se echaba para tras. Por muy mal que ella lo pasara, no era justo que jugara con mis sentimientos y mi preocupación, aunque fuera de forma inconsciente. Tal vez es que tenía muchas ganas de que viniera con A. a vivir con nosotros, y no soporto que cuando le pregunto que qué tal con F. me diga que bien, cuando siempre tienen problemas de celos, y discuten. G. se autoculpa y piensa que son cosas suyas. Eso me pone enferma. Creo que soy egoísta, y la quiero para mí. Por otra parte, si la llamo a menudo, me cuenta que le va mal, si la llamo de vez en cuando, todo está bien. Quizás la influyo demasiado, por mi forma de decirle las cosas.

C. está enfadada conmigo. Me mandó a tomar por culo, después de decirle que su novio era un hijo de puta y ella una gilipollas por consentirlo. Le pirateó el ordenador de tal forma, que veía lo que ella hacía en tiempo real, se hizo con todas sus conversaciones y correos. Después de eso, volvió con él. Eso son cosas que no soporto. Intenté hablar con ella por las buenas, cuando ella acudía a mí para contarme las cosas, hasta que un día me harté. No era la primera vez que le hacía cosas feas, y ella se sentía culpable, y estaba empezando a creerse las cosas que él le decía: que era una paranoica y una celosa. No puedo aguantar que mis amigas se dejen envolver de esta manera por los hombres, eso es el principio de los malos tratos, y yo que debo hacer? Escucharlas? Eso es consentirlo. Me gustaría poder hacer algo activamente. Les digo las cosas como las pienso (al principio de buenas maneras, pero como no me hacen caso, exploto), y C. me respondió que no le hago ningún bien (y su novio sí? Qué fuerte).

Soy muy impulsiva, demasiado sentimental. Con lo de la asociación, mis sentimientos han influido mucho. No quiero nada malo para las personas a las que quiero, y al final la que hace daño soy yo. Mi madre me decía que no soy capaz de vivir con nadie, que nadie me aguanta.

Tengo miedo de que eso me pase con mis hijos, con mi padre y con Fernando. No es que les quiera dominar, es que no quiero que la caguen.

He engordado 25 kilos en un año. No sé cómo parar de comer. No soy anoréxica, porque no dejo de comer, no soy bulímica, porque no vomito. Pero como compulsivamente, sin control, no sé cómo se llamará eso. Y no dejo de engordar, tengo mucha ansiedad. Me siento asquerosa. Voy siempre en chándal. No me cuido. Me doy asco. Y vergüenza.

Espero que podamos vernos pronto y hablar todo esto personalmente.


ana.