martes, 1 de septiembre de 2009

Tiri.

Tumbada en la cama recuerdo cómo pasaba esta tarde la yema de mi dedo sobre el surco en el barro que hizo la yema del tuyo. Suave, profundo, envolvía el fin de mi mano, reteniéndome. Atrapada en tu creación. Atrapada en ti. Y en ese momento, un parpadeo enérgico me saca de la ensoñación y me doy cuenta, por enésima vez, de lo mucho que te quiero. Y no es que recuerde que te quiero, o que sienta que te quiero. Es que VUELVO A DARME CUENTA, vuelvo a descubrir, vuelvo a ser plenamente consciente de que te quiero. Esa chispa, esa bombillita, se enciende cada día en mí, de nuevo, una vez sobre otra. Esa farolita… regresa naranja cada anochezzzer.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanta que me lo digas una y otra vez, aunque no es necesario.... al ver tu mirada lo siento, siento como se me clava la z en el alma.........

Anónimo dijo...

zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz :(