lunes, 30 de junio de 2008
LEJOS
Acaricio despacio las sábanas, buscándote. Todo está en silencio, sólo se escucha a algún gato maullar, y el roce de mis manos al deslizarse en la cama. Cuando los dedos llegan al borde y no te encuentro, no me queda más que ser consciente de que no estás. Alargo la mano, y dibujo mentalmente el camino hasta tí, recorro volando cada kilómetro que nos separa. Y sé que la distancia no es lo único que hay... o que no hay entre tú y yo. Nunca, nunca, serás mía. Aprieto la frente contra la almohada y empiezo a llorar.
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